Un sacerdote y un rabino fueron a ver una pelea de box.
En eso uno de los boxeadores se persignó antes de entrar al ring.
Entonces el rabino le preguntó a su amigo el sacerdote para qué sirve tal gesto."Para nada, si no sabe pelear".- Contestó el Sacerdote.
En la vida real es igual: De nada le servirá persignarse si no quiere esforzarse,
Persignarse y esperar que Dios trabaje por nosotros, no produce riqueza, sino más bien mediocridad.
Encomendarse al todopoderoso y no hacer nada por nosotros mismos, es un acto suicida.
El señor no avala a los ociosos. No importa su cansancio, ni sus deudas, nadie puede triunfar por usted.
Cruzarse de brazos para luego decir “Dios sabe porque hace las cosas”, es un gesto conformista.
Y en Josué se lee claramente:"¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas."
“Dios no firma cheques, no da dinero, pero da CEREBRO…ya de usted depende si lo usa o no”..
Y para concluir, le voy a recordar lo que decía San Ignacio de Loyola: tenemos que “avanzar con Dios en el corazón, el conocimiento en la cabeza, las manos en la acción y un pie en la misión”.
Y sus contemporáneos agregaron: "Dios te puede levantar de los fracasos, pero no de las excusas.
