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Quinoa y Amaranto, maravillas de la naturaleza

Quinoa
Llamada el grano de oro de los Andes. Una semilla casi desconocida, consumida por los indígenas del altiplano. Ésta semilla salvó del hambre a los Incas; hoy descubierta por los países desarrollados, se popularizó por sus grandes cualidades nutricionales. Hoy adoptada en la NASA para la dieta de los astronautas. La quinoa es el único vegetal que contiene 10 aminoácidos, alto contenido en proteínas (entre 14 a 18%), es rico en fósforo, calcio, hierro y vitamina E. Según la FAO puede reemplazar la leche materna. Sus mayores productores son Bolivia (46%), Perú (30%), USA (10%). Es una semilla de fácil digestión, más que el maíz, el trigo, el centeno, el mijo y el sorgo. La variedad más cotizada es la quinua, sólo producida en Bolivia. Es una semilla que se cultiva a 3700 metros, resistente a las heladas y la sequía. Se lo puede preparar como si fuese arroz. Sus usos son múltiples: hasta la preparación de panes y pastelería. Se la hidrata, se la cocina y se puede servir condimentada con un poco de sal y aceite de oliva. Es apta como reemplazo de la carne. Tiene un alto contenido en fibras y se puede consumir en ensaladas o como en guarnición. Una excelencia de la naturaleza.




Amaranto
Pura proteína, vitaminas y minerales. Data de la época precolombina, pero se la recuperó no hace mucho. Es una semilla completa a nivel nutricional, seleccionada por la NASA para alimentar a los astronautas. Tiene alto valor en proteínas, vitaminas y minerales, y está libre de gluten, ideal para los celiacos. Combate la anemia, pues es rica en hierro, calcio, magnesio y proteínas. Su harina tiene un valor nutricional en la pastelería. Es una semilla muy dura, por lo tanto no se puede comer cruda. Su tiempo de cocción es de 15 minutos, si se pasa libera una sustancia que la vuelve poco apetitosa. Al igual que la quinoa se usa en sopas, ensaladas, postres y guarniciones, y es más completo que el arroz.

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